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Comentario del director
En 2010 descubrimos de forma casual que en el barrio de El Vedado de La Habana había un convento de clausura. El único convento de clausura de Cuba. Lo visitamos y quedamos impresionados al descubrir que sus 13 monjas fabricaban todas las hostias de la isla: un millón de obleas al año. Sus hostias inundaban todo el país, desde La Habana hasta Santiago de Cuba.
Las monjas se tomaron su tiempo para permitir que mostráramos su trabajo. Hasta que no hubo unanimidad, no nos dieron el sí. Eso sucedió en el año 2014; tras 4 años de espera nos permitieron entrar en su mundo.
Quedamos seducidos por las monjas, pero también por la aventura de las hostias que ellas fabricaban. Tras darle muchas vueltas decidimos que nuestro documental partiría del convento para mostrar la Cuba de 2015 a través de unas obleas viajeras.
Y durante este 2015, de la mano de las hostias, hemos sido testigos de dos hechos históricos: la reanudación de relaciones diplomáticas entre Cuba y los Estados Unidos y la visita del Papa Francisco.
Allí estábamos cuando esto sucedió y así lo mostramos. Una Cuba que cambia a través de los ojos de unas hostias que viajan. Sin olvidar, por supuesto, el convento, que no deja de ser una isla dentro de la isla.